DERECHOS DE LAS MUJERES
derechos de las mujeres
Refugiadas afganas © United Nations' Integrated Regional Information Network
Falta de confianza- Las mujeres tienen capacidad para gozar de los mismos derechos que los hombres. El problema no es la falta de capacidad, sino la falta de confianza en ellas mismas. El caso es que muchas niñas asimilan desde pequeñas un sentido muy bajo de la autoestima, adscrito en el papel de la mujer en la sociedad en la que viven. Aquellas que intentan contrarrestar esta situación de desigualdad e inferioridad chocan con la contradicción interna de estar luchando al mismo tiempo por sus derechos y contra su propia cultura. La feminización de la pobreza- La desigualdad económica es un arma muy poderosa para minar las capacidades de la mujer, especialmente si esta desigualdad está institucionalizada y se convierte en un hecho aceptado. Lo más preocupante es que esta situación empeora día tras día. Diversos informes de la ONU señalan que a mediados de los años noventa había el 50 por ciento más de mujeres viviendo en condiciones de pobreza que treinta años antes. Un hecho especialmente dramático teniendo en cuenta que en muchos casos el bienestar de los niños depende más de los ingresos que obtienen las madres que los de los padres. Una mayor justicia laboral, cambios en las leyes de herencia y patrimonio, así como el impulso de microcréditos pueden ser factores importantes para dar la vuelta a esta desigualdad en un futuro inmediato. La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Pekín, 1995)- En esta conferencia, considerada en su día un hito para el reconocimiento de los derechos de las mujeres, representantes de 189 gobiernos se comprometieron, con la Declaración y Plataforma de Acción de Pekín, a mejorar significativamente la situación de las mujeres en el mundo mediante una serie de objetivos y medidas que debían adoptarse para el año 2000. La declaración se centró en doce áreas: mujer y pobreza, desigualdad en el acceso a la educación e insuficiencia de las oportunidades educacionales; mujer y salud; violencia contra la mujer; efectos de los conflictos armados en la mujer; desigualdad en la participación de la mujer en la definición en las estructuras y políticas económicas y en el proceso de producción; desigualdad en el ejercicio del poder y en la adopción de decisiones; la falta de mecanismos suficientes para promover el adelanto de la mujer; la falta de conciencia de los derechos humanos de la mujer internacionalmente y nacionalmente reconocidos; la insuficiente movilización de los medios de comunicación para promover la contribución de la mujer a la sociedad; la falta de reconocimiento y apoyo a la aportación de la mujer a la gestión de los recursos naturales y a la protección del medio ambiente; niñas. Aunque los objetivos marcados no se cumplieron, según un informe reciente del Banco Mundial la situación de niñas y mujeres ha mejorado en los últimos diez años. Sin embargo, queda un largo camino por recorrer. Violencia contra las mujeres- La violencia doméstica existe en todos los puntos del planeta y en todas las capas de la sociedad. La violencia física va desde la violación hasta las palizas, sin olvidar hechos socialmente aceptados en algunas zonas como la mutilación genital femenina que actualmente afecta todavía a más de dos millones de niñas cada año. La violencia emocional y psicológica que sufren muchas mujeres es más sutil, pero aún puede llegar a ser más perjudicial. También se dan casos de mujeres que se automutilan después de asimilar e interiorizar el odio que sienten hacia ellas mismas, fruto de lo que experimentan en su entorno. Derechos reproductivos- Mientras no se garanticen unos derechos sexuales y reproductivos justos, las mujeres difícilmente conseguirán alcanzar la plena igualdad con los hombres. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud, la OMS, ha declarado que la salud reproductiva implica que toda persona tiene derecho a una vida sexual responsable, satisfactoria y segura. Tiene derecho a la reproducción, y a la libertad de decidir sobre la misma. Sin embargo, el informe sobre el Estado de la Población en el Mundo de 2004 elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) pone de manifiesto que ésta definición queda muy lejos de la realidad, especialmente en cuanto a lo referente a las mujeres que viven por debajo del umbral de la pobreza. Para poner sólo un ejemplo: cerca de medio millón de mujeres mueren cada año después de un parto y dejan sin madre a millones de niños. La mayoría de estas mujeres no tenían recursos económicos. Soluciones a emprender- En Europa, la enseñanza ha allanado el camino hacia la igualdad de género, y está demostrado que este factor funciona en todas partes. De esta manera, las chicas escolarizadas se encuentran con las puertas abiertas para encontrar trabajos mejor remunerados y ganan en independencia económica respecto a los hombres. También está comprobado que, en países pobres, los bebés tienen más probabilidades de sobrevivir si sus madres han sido escolarizadas, como mínimo durante un período de cuatro años. La educación de los hombres también favorece la igualdad. Así, en algunas culturas, el hombre trata por igual a la mujer, sin marginarla a través del abuso o la idealización. En octubre de 2003 se hizo público un informe del UNICEF en el que se denuncia que más de mil millones de menores de edad sufren las consecuencias de la pobreza, y asegura también que el porcentaje de niñas que no van a la escuela es mayor que el de niños. En Oriente Medio y en África septentrional la posibilidad de que una niña no haya ido nunca a la escuela es de tres a uno respecto a los niños.
Refugiadas afganas © United Nations' Integrated Regional Information Network
Falta de confianza- Las mujeres tienen capacidad para gozar de los mismos derechos que los hombres. El problema no es la falta de capacidad, sino la falta de confianza en ellas mismas. El caso es que muchas niñas asimilan desde pequeñas un sentido muy bajo de la autoestima, adscrito en el papel de la mujer en la sociedad en la que viven. Aquellas que intentan contrarrestar esta situación de desigualdad e inferioridad chocan con la contradicción interna de estar luchando al mismo tiempo por sus derechos y contra su propia cultura. La feminización de la pobreza- La desigualdad económica es un arma muy poderosa para minar las capacidades de la mujer, especialmente si esta desigualdad está institucionalizada y se convierte en un hecho aceptado. Lo más preocupante es que esta situación empeora día tras día. Diversos informes de la ONU señalan que a mediados de los años noventa había el 50 por ciento más de mujeres viviendo en condiciones de pobreza que treinta años antes. Un hecho especialmente dramático teniendo en cuenta que en muchos casos el bienestar de los niños depende más de los ingresos que obtienen las madres que los de los padres. Una mayor justicia laboral, cambios en las leyes de herencia y patrimonio, así como el impulso de microcréditos pueden ser factores importantes para dar la vuelta a esta desigualdad en un futuro inmediato. La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Pekín, 1995)- En esta conferencia, considerada en su día un hito para el reconocimiento de los derechos de las mujeres, representantes de 189 gobiernos se comprometieron, con la Declaración y Plataforma de Acción de Pekín, a mejorar significativamente la situación de las mujeres en el mundo mediante una serie de objetivos y medidas que debían adoptarse para el año 2000. La declaración se centró en doce áreas: mujer y pobreza, desigualdad en el acceso a la educación e insuficiencia de las oportunidades educacionales; mujer y salud; violencia contra la mujer; efectos de los conflictos armados en la mujer; desigualdad en la participación de la mujer en la definición en las estructuras y políticas económicas y en el proceso de producción; desigualdad en el ejercicio del poder y en la adopción de decisiones; la falta de mecanismos suficientes para promover el adelanto de la mujer; la falta de conciencia de los derechos humanos de la mujer internacionalmente y nacionalmente reconocidos; la insuficiente movilización de los medios de comunicación para promover la contribución de la mujer a la sociedad; la falta de reconocimiento y apoyo a la aportación de la mujer a la gestión de los recursos naturales y a la protección del medio ambiente; niñas. Aunque los objetivos marcados no se cumplieron, según un informe reciente del Banco Mundial la situación de niñas y mujeres ha mejorado en los últimos diez años. Sin embargo, queda un largo camino por recorrer. Violencia contra las mujeres- La violencia doméstica existe en todos los puntos del planeta y en todas las capas de la sociedad. La violencia física va desde la violación hasta las palizas, sin olvidar hechos socialmente aceptados en algunas zonas como la mutilación genital femenina que actualmente afecta todavía a más de dos millones de niñas cada año. La violencia emocional y psicológica que sufren muchas mujeres es más sutil, pero aún puede llegar a ser más perjudicial. También se dan casos de mujeres que se automutilan después de asimilar e interiorizar el odio que sienten hacia ellas mismas, fruto de lo que experimentan en su entorno. Derechos reproductivos- Mientras no se garanticen unos derechos sexuales y reproductivos justos, las mujeres difícilmente conseguirán alcanzar la plena igualdad con los hombres. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud, la OMS, ha declarado que la salud reproductiva implica que toda persona tiene derecho a una vida sexual responsable, satisfactoria y segura. Tiene derecho a la reproducción, y a la libertad de decidir sobre la misma. Sin embargo, el informe sobre el Estado de la Población en el Mundo de 2004 elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) pone de manifiesto que ésta definición queda muy lejos de la realidad, especialmente en cuanto a lo referente a las mujeres que viven por debajo del umbral de la pobreza. Para poner sólo un ejemplo: cerca de medio millón de mujeres mueren cada año después de un parto y dejan sin madre a millones de niños. La mayoría de estas mujeres no tenían recursos económicos. Soluciones a emprender- En Europa, la enseñanza ha allanado el camino hacia la igualdad de género, y está demostrado que este factor funciona en todas partes. De esta manera, las chicas escolarizadas se encuentran con las puertas abiertas para encontrar trabajos mejor remunerados y ganan en independencia económica respecto a los hombres. También está comprobado que, en países pobres, los bebés tienen más probabilidades de sobrevivir si sus madres han sido escolarizadas, como mínimo durante un período de cuatro años. La educación de los hombres también favorece la igualdad. Así, en algunas culturas, el hombre trata por igual a la mujer, sin marginarla a través del abuso o la idealización. En octubre de 2003 se hizo público un informe del UNICEF en el que se denuncia que más de mil millones de menores de edad sufren las consecuencias de la pobreza, y asegura también que el porcentaje de niñas que no van a la escuela es mayor que el de niños. En Oriente Medio y en África septentrional la posibilidad de que una niña no haya ido nunca a la escuela es de tres a uno respecto a los niños.
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